12-07-2010 / La tutela fue aprobada por una jueza de menores ligada a la dictadura
Hasta ahora, la relación de Héctor Magnetto, el hombre fuerte de Clarín, con las adopciones irregulares, se centró en haber sido el artífice de que Ernestina Herrera de Noble se quedara con Felipe y Marcela Noble Herrera, cuya identidad biológica entró en un verdadero aleph borgeano desde que ellos mismos participaron de la contaminación del ADN de sus prendas íntimas para burlar a la jueza Sandra Arroyo Salgado. Concretamente, Estela de Carlotto contó en varias oportunidades cómo Magnetto le habló de su participación en esa adopción en el primer encuentro que tuvieron las Abuelas con el CEO de Clarín, a principios de la democracia. Las Abuelas habían pedido una reunión con Magnetto “porque recibían muchas denuncias sobre que Marcela y Felipe eran hijos de desaparecidos”. También señaló Carlotto que Magnetto les propuso un segundo encuentro para darles alguna información y les pedía cordialmente que le contaran “quiénes les habían dicho que esos chicos podían ser hijos de terroristas”.
No sólo las Abuelas escucharon de boca de Magnetto su participación en la adopción de dos chicos en plena dictadura militar. Su biógrafo autorizado, el veterano periodista de La Nación José Ignacio López, lo menciona en El hombre de Clarín (Sudamericana, 2008). López, especialista en temas de Iglesia Católica y que escribió todos los años de la dictadura, jamás develó la complicidad eclesiástica con la dictadura y se prestó a publicar lo que el CEO de Clarín le dijo para edulcorar su guerra mediática contra la sociedad a partir de la asunción de Cristina Fernández de Kirchner como presidenta.
Pero, hasta ahora, jamás se mencionó que una niña adoptada por el mismo Magnetto tuviera un trámite completamente irregular. La historia que a continuación se contará brevemente tiene una fuente pública irrefutable y está registrada en un juzgado federal. María Felicitas Elías actuó como perito en la causa de esta adopción. Elías es Magister en Servicio Social, Políticas Sociales y Movimientos Sociales (por la Universidad Nacional de La Plata), especialista en Administración y Gestión de Políticas Sociales, y licenciada en Servicio Social (Universidad de Buenos Aires). Ocupó y ocupa varios cargos académicos y dirige proyectos en adopción de niños.
Entre 1973 y 1984 fue trabajadora social del Tribunal de Menores número 1 de Lomas de Zamora a cargo de la jueza Delia Pons y en virtud de una cantidad de casos de hijos de desaparecidos fue citada por el titular del juzgado Federal número 3 de la Capital Federal, Daniel Rafecas, quien investiga los gravísimos crímenes cometidos en la jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército durante la última dictadura cívico militar.
En ese expediente, tras brindar detalles de casos en los que le tocó tramitar historias de chicos cuya identidad iba a fraguarse, María Elías agregó este inquietante párrafo: “Recuerdo que intervine en la pericia de un señor muy importante que hoy está un poco cuestionado, que es Héctor Magnetto, el CEO de Clarín. Él tiene una niña adoptiva desde la época de la democracia.
Según el relato que consta en la causa, el señor Magnetto estaba paseando con su esposa un domingo invernal, cerca de las 10 de la mañana por la avenida Pavón, en Lanús. Pararon en un semáforo y una señora que estaba en la vereda les tocó el vidrio del auto y les preguntó si le podían cuidar a la hija porque tenía un problema. Aparentemente, ellos aceptaron y, como después de 15 días la madre no apareció, fueron al juzgado de Pons a contarle la enorme preocupación que tenían por la menor y la pidieron en guarda. Esta chica es actualmente su hija. Se hizo la guarda ahí y luego la adopción en Capital”.
Hasta aquí un relato para el realismo mágico si no estuviéramos hablando de una historia real, que involucra la filiación real de una criatura adoptada por el ejecutivo más importante del conglomerado de medios de comunicación más poderoso de la Argentina. Es decir, del hombre que tiene la última palabra –y muchas veces la primera– en decidir quién es el encargado de custodiar e investigar la verdad. Siempre y cuando convengamos que la tarea del periodista es la de custodiar e investigar la verdad. Un especialista en adopción consultado para escribir este artículo dice que “las madres que dan chicos por la calle constituyen un clásico” y que así consta en los registros de adopción. “Detrás de esas versiones suele haber importantes estudios de abogados o de escribanos que asesoran la conveniencia de versiones oficiales cuando la adopción es irregular”, agrega.
Una terrorista judicial. Hasta aquí, se podría pensar en la hipótesis de quien busca un atajo para blanquear una adopción irregular en el marco de las dificultades reales de muchas parejas que buscan un hijo adoptivo. Pero el problema resulta más complejo si se toman en cuenta los antecedentes de la jueza Delia Pons. Una investigación de la revista Veintitrés de abril de este año recoge sus palabras al citar el libro de Julio Nosiglia Botín de Guerra.
Delia Pons les dijo a las Abuelas durante una reunión: “Yo, personalmente, estoy convencida de que sus hijos eran terroristas. Para mí, terrorista es sinónimo de asesino. Y a los asesinos, yo no pienso devolverles los hijos. Porque no sería justo hacerlo. Porque no sabrían criarlos y porque no tienen derecho, tampoco, a criarlos. En esto, seré inamovible. Sin ir más lejos, fíjense ustedes: tengo en este momento, entre manos, el caso de los chicos de Julio Ramírez. Ramírez es un criminal, un terrorista confeso. El Poder Ejecutivo le ha permitido trasladarse a Suecia y desde allí ha solicitado la tenencia de esos pobres niños. Yo jamás se la concederé (...) Señoras –y para terminar– sólo sobre mi cadáver van a obtener la tenencia de esos niños”. La jueza Pons también tuvo en sus manos los casos de Sebastián Ariel Juárez y Jorgelina Paula Molina Plana.
Fuentes de la Justicia de Menores consultadas por Miradas al Sur confirmaron que “tanto Pons como Hejt (la jueza que otorgó las adopciones irregulares de Felipe y Marcela Noble Herrera) hablaban por teléfono con el genocida Ramón Camps cuando éste era jefe de la Bonaerense y una pieza clave en el plan genocida. En el caso de Pons, ella conocía el campo de concentración ubicado cerca de su juzgado, en Larroque y el camino negro”. Aunque fallecida, el fantasma de Pons aún transita por tribunales. La coincidencia de que el CEO de Clarín haya pasado por el juzgado de Pons para tramitar la guarda es algo que merece una investigación más profunda y que requeriría una pronta acción de la Justicia.
Fuente: El Argentino.com
Melan
No sólo las Abuelas escucharon de boca de Magnetto su participación en la adopción de dos chicos en plena dictadura militar. Su biógrafo autorizado, el veterano periodista de La Nación José Ignacio López, lo menciona en El hombre de Clarín (Sudamericana, 2008). López, especialista en temas de Iglesia Católica y que escribió todos los años de la dictadura, jamás develó la complicidad eclesiástica con la dictadura y se prestó a publicar lo que el CEO de Clarín le dijo para edulcorar su guerra mediática contra la sociedad a partir de la asunción de Cristina Fernández de Kirchner como presidenta.
Pero, hasta ahora, jamás se mencionó que una niña adoptada por el mismo Magnetto tuviera un trámite completamente irregular. La historia que a continuación se contará brevemente tiene una fuente pública irrefutable y está registrada en un juzgado federal. María Felicitas Elías actuó como perito en la causa de esta adopción. Elías es Magister en Servicio Social, Políticas Sociales y Movimientos Sociales (por la Universidad Nacional de La Plata), especialista en Administración y Gestión de Políticas Sociales, y licenciada en Servicio Social (Universidad de Buenos Aires). Ocupó y ocupa varios cargos académicos y dirige proyectos en adopción de niños.
Entre 1973 y 1984 fue trabajadora social del Tribunal de Menores número 1 de Lomas de Zamora a cargo de la jueza Delia Pons y en virtud de una cantidad de casos de hijos de desaparecidos fue citada por el titular del juzgado Federal número 3 de la Capital Federal, Daniel Rafecas, quien investiga los gravísimos crímenes cometidos en la jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército durante la última dictadura cívico militar.
En ese expediente, tras brindar detalles de casos en los que le tocó tramitar historias de chicos cuya identidad iba a fraguarse, María Elías agregó este inquietante párrafo: “Recuerdo que intervine en la pericia de un señor muy importante que hoy está un poco cuestionado, que es Héctor Magnetto, el CEO de Clarín. Él tiene una niña adoptiva desde la época de la democracia.
Según el relato que consta en la causa, el señor Magnetto estaba paseando con su esposa un domingo invernal, cerca de las 10 de la mañana por la avenida Pavón, en Lanús. Pararon en un semáforo y una señora que estaba en la vereda les tocó el vidrio del auto y les preguntó si le podían cuidar a la hija porque tenía un problema. Aparentemente, ellos aceptaron y, como después de 15 días la madre no apareció, fueron al juzgado de Pons a contarle la enorme preocupación que tenían por la menor y la pidieron en guarda. Esta chica es actualmente su hija. Se hizo la guarda ahí y luego la adopción en Capital”.
Hasta aquí un relato para el realismo mágico si no estuviéramos hablando de una historia real, que involucra la filiación real de una criatura adoptada por el ejecutivo más importante del conglomerado de medios de comunicación más poderoso de la Argentina. Es decir, del hombre que tiene la última palabra –y muchas veces la primera– en decidir quién es el encargado de custodiar e investigar la verdad. Siempre y cuando convengamos que la tarea del periodista es la de custodiar e investigar la verdad. Un especialista en adopción consultado para escribir este artículo dice que “las madres que dan chicos por la calle constituyen un clásico” y que así consta en los registros de adopción. “Detrás de esas versiones suele haber importantes estudios de abogados o de escribanos que asesoran la conveniencia de versiones oficiales cuando la adopción es irregular”, agrega.
Una terrorista judicial. Hasta aquí, se podría pensar en la hipótesis de quien busca un atajo para blanquear una adopción irregular en el marco de las dificultades reales de muchas parejas que buscan un hijo adoptivo. Pero el problema resulta más complejo si se toman en cuenta los antecedentes de la jueza Delia Pons. Una investigación de la revista Veintitrés de abril de este año recoge sus palabras al citar el libro de Julio Nosiglia Botín de Guerra.
Delia Pons les dijo a las Abuelas durante una reunión: “Yo, personalmente, estoy convencida de que sus hijos eran terroristas. Para mí, terrorista es sinónimo de asesino. Y a los asesinos, yo no pienso devolverles los hijos. Porque no sería justo hacerlo. Porque no sabrían criarlos y porque no tienen derecho, tampoco, a criarlos. En esto, seré inamovible. Sin ir más lejos, fíjense ustedes: tengo en este momento, entre manos, el caso de los chicos de Julio Ramírez. Ramírez es un criminal, un terrorista confeso. El Poder Ejecutivo le ha permitido trasladarse a Suecia y desde allí ha solicitado la tenencia de esos pobres niños. Yo jamás se la concederé (...) Señoras –y para terminar– sólo sobre mi cadáver van a obtener la tenencia de esos niños”. La jueza Pons también tuvo en sus manos los casos de Sebastián Ariel Juárez y Jorgelina Paula Molina Plana.
Fuentes de la Justicia de Menores consultadas por Miradas al Sur confirmaron que “tanto Pons como Hejt (la jueza que otorgó las adopciones irregulares de Felipe y Marcela Noble Herrera) hablaban por teléfono con el genocida Ramón Camps cuando éste era jefe de la Bonaerense y una pieza clave en el plan genocida. En el caso de Pons, ella conocía el campo de concentración ubicado cerca de su juzgado, en Larroque y el camino negro”. Aunque fallecida, el fantasma de Pons aún transita por tribunales. La coincidencia de que el CEO de Clarín haya pasado por el juzgado de Pons para tramitar la guarda es algo que merece una investigación más profunda y que requeriría una pronta acción de la Justicia.
Fuente: El Argentino.com
Melan
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