jueves, 26 de marzo de 2009

ACIERTOS Y FALENCIAS DE LA MEDICINA ARGENTINA


Es necesario que de a conocer un hecho de mi vida que creo podrá servirle a muchos para no caer en la misma situación de angustia y miedo que tuve que pasar yo.

Padezco de una enfermedad cardíaca valvular desde muy jovencita producto de una fiebre reumática sufrida a los 19 años. Los primeros años esta enfermedad solo ocasionó un soplo cardíaco que no tenía ningún tipo de sintomatología por lo cual pude durante treinta años hacer una vida normal, siendo madre inclusive. Hace menos de un año, espcíficamente en el mes de abril del 2008, debí ser internada por una arritmia muy fuerte. Mi Obra Social tenía como prestadora del servicio de internación el Sanatorio Güemes. Cuando supe que iba a ser trasladada allí me quedé más tranquila; los que pasamos los cincuenta tenemos el recuerdo de un Sanatorio Güemes donde atendía por ejemplo, el Dr. Favaloro, el Dr. Cossio, todos médicos que ya por esos años eran eminencias en el país.
Es así que recordando aquellos nombres y aquel pasado virtuoso de esa institución de la salud, me dejé llevar confiada, seguramente estaría en buenas manos.

Bueno señores no fue así para nada. Del antiguo Sanatorio Güemes, aquel de los años 70 con aquellos prestigiosos médicos, sólo queda el edificio (apenas un poco retocado, ya que estuvo desocupado muchos años) y el gran nombre en el frente que tanto respeto nos infundía y lo hace todavía con el paciente desprevenido y no informado.

El viejo Sanatorio Güemes está siendo usado por personas desaprensivas que utilizando su viejo prestigio, lo han transformado en un depósito de personas enfermas que una vez ingresadas quedan allí a la buena de Dios, salvo que...como fue mi caso...existiera la leve posibilidad de una operación quirúrgica de corazón, la cual seguramente no debía ser precisamente económica y debería enfrentar su pago mi Obra Social, en razón de tener un contrato firmado con dicho nosocomio por estos servicios en caso de necesidad de los afiliados. Ya sabemos que el O.K. lo da el médico jefe de la Obra Social...pero, somos pocos y nos conocemos mucho ya no?

Es así como internada en la unidad coronaria de este "lugar" en la pequeña media hora de visita, se me acercan dos médicos y me dicen textualmente: "usted necesita una operación de cambio de válvula en forma urgente" , "¿urgente?" contesté yo, "sí, bueno cuando hablamos de urgencia decimos ahora o como máximo en el curso de este año..." agregó el médico de marras. Dicho esto le pregunto ya muy ansiosa y con todos los aparatos conectados a mi cuerpo por electrodos, repiqueteando como bailarines del canto jonte: "Pero tan urgente es doctor? Qué pasa si no me opero?" A lo que el mismo médico, con su compañero asintiendo a su lado contesta: "Sí, es así usted tiene una lesión severa en la válvula mitral y si no se opera vivirá cuatro años, no más". Indudablemente, hoy pienso, allí ya se notó que no estaba tan grave porque sino ya hubiera hecho una arritmia y una fibrilación tan grandes que quizás ni tenían tiempo de hacer algo por mí. Pero no, mi corazón aguantó (no estaba tan grave como me lo querían presentar al pobrecito, solo un poco achacadito). Aunque mi corazón aguantaba tamaña noticia mi angustia crecía a pasos agigantados y las lágrimas asomaban a mis ojos mientras el nudo en la garganta apenas me permitía hablar, ni qué decir de mi hija, pobre hija mía que aguanta sola todas estas cosas que le pasan a su madre no sólo por su salud, sino por la cantidad de delincuentes que nos encontramos a diario en la vida y no solo son aquellos que nos ponen un "fierro" en la cabeza y nos sacan el auto. A veces nos ponen una operación como arma y nos sacan la paz y la salud emocional.

Continuando con la narración de los hechos ocurridos ese día en el Sanatorio Güemes diré que, con la poca voz que me salía logré preguntar: " ¿Y qué porcentaje de salir bien de la operación tengo doctor?" A lo que sin ningún tipo de miramiento ni intención de reducir la reacción (creo que lo hacían a propósito para provocar una reacción negativa que me produjera algo peor para poder llevarme de allí y operarme "de urgencia"), me contestan: "60%". Sesenta por ciento!! Les dije en ese momento "¿sesenta por ciento de posibilidades de salir viva?" a lo que contestaron: " sí señora". Bueno a esta altura ya era imposible continuar hablando y mi hija les dijo que ella hablaría con ellos más tarde pero que no me dijeran más nada porque estaba sintiéndome muy mal, luego de lo cual se retiraron dejándome allí con mis futuros cuatro años de vida, de los cuales ya empezaban a pasar los primeros minutos.

Al día siguiente, me trasladaron a sala común en horas de la mañana, era 1º de mayo. Es cierto, es el día del trabajador, es feriado, pero las enfermedades no se detienen por los feriados, por lo tanto los pacientes necesitan igual de médicos y enfermeras, ergo mucamas aunque sea 1º de mayo. Bueno amigos, pasé todo ese día sin que me viera un solo médico, solo una vez la enfermera y ninguna la mucama porque ni comida me llevaron.

Durante la noche traté de descansar pensando que al otro día ya vería qué hacer con ese tema de la operación. No pude dormir nada. Pero no porque no me lo permitiera mi salud. No, yo me sentía muy bien. La señora que estaba como compañera de habitación me despertó con sus gritos, porque la pobre era diabética, le faltaba un pie, estaba dializándose y no podía moverse sola en la cama y en medio de la noche quedó atravesada y la vía se le había salido, sangrando su cuerpo, la cama, el piso y ella sintiéndose cada vez peor. Había llamado a la enfermera por el timbre una y mil veces, luego comenzó a gritar para que la escuche, allí fue cuando yo me desperté y medio mareada como estaba, recién salida de terapia, con la vía puesta y el suero llevado con la otra mano, salí de la habitación en busca de la enfermera encontrándola recién después de un rato en un office lejano a la habitación. Esto ya fue colmando el vaso de mi paciencia. Al día siguiente, no apareció ningún médico a verme, no me trajeron el desayuno (ya llevaba un día sin comer) y la habitación estaba ensangrentada por lo que había perdido mi compañera de habitación y no hubo nadie que viniera a limpiar hasta después de horas. La enfermera lo hizo apenas con papel higiénico. Toda esta situación ya fue insoportable para mí y viendo que literalmente nadie se ocupaba de mí, me levanté de la cama con el suero alzado y pedí un teléfono, le dije a mi hija que me trajera mi ropa que yo de allí me iba. Comencé a gritar que ese era un lugar de matasanos, que no había sido atendida en más de un día, etc. etc. Minutos después empezaron a aparecer como moscas a la miel, llegó un médico, luego otro, la enfermera, la mucama se puso recién a limpiar el piso. Por supuesto que intimé al médico a darme el alta y a que ordene a la enfermera a sacarme la vía caso contrario lo haría yo bajo exclusiva responsabilidad de las consecuencias, al Sanatorio Güemes y a todos los que en ese momento sí aparecieron. A la hora más o menos me retiré acompañada de mi hija y un amigo que presenció toda la situación, inclusive la de la comunicación de operación. Debo aclarar que antes de irme debí avisar que no se me interpusiera la guardia de patovicas que tienen en la puerta, quienes no dejan ingresar ni egresar a nadie sin revisarles previamente sus pertenencias, como en aquellos viejos tiempos de la dictadura recuerdan?

También es necesario informarles que allí no se puede llevar ni agua a su paciente, no permiten entrar nada, claro...el negocio es perfecto...todo se puede comprar en el kiosco del sanatorio por supuesto al doble.

Como se imaginarán regresé a mi casa cargada de amargura, angustia y bronca al mismo tiempo. Todo "muy conveniente" para mi salud cardíaca como es de suponer.

Al día siguiente acudo a mi Obra Social a hacerme tratar de manera urgente con un cardiólogo para que evalúe mi estado y me diga si podía seguir de manera ambulatoria o necesitaba seguir internada además de que me receten la nómina de medicamentos que les exigí a los matasanos del Güemes que me informaran me suministraban.

Por supuesto que debo haber deschecho la posibilidad de seguir cobrando pingües ganancias por parte de médicos de mi Obra social, negociando con el tal nosocomio, porque fuí muy mal recibida, al punto de no querer prácticamente atenderme, hacerlo al fin sin siquiera ofrecerme un asiento. Claro, después me entero que fui llamada "la loca que se fugó del Güemes". No me importa, a los pocos días se reunió no sé qué organismo de mi obra social y rescindieron el contrato con el Güemes porque sin yo saberlo, lo mío fue solo la gota que colmó el vaso de las quejas y reclamos de afiliados que ya los desbordó. Ah! y por supuesto no necesitaba seguir internada.

Todo lo descripto anteriormente es la parte de "...y falacias de la medicina en la Argentina", porque gracias a Dios tenemos aciertos también y de los grandes. Uno de ellos es la Fundación Favaloro. Pero vamos desde el principio.

Después de ocho meses de llorar desesperada en mi casa, pensando que me iba a morir, porque si no me operaba moriría en cuatro años, y si lo hacía...60% es prácticamente la mitad del margen de riesgo de morir. Contraje una depresión muy difícil de sobrellevar, dejé prácticamente de trabajar, se me atrasaron los casos que llevo a raíz de la imposibilidad de continuar haciendo una vida normal por toda esta situación que esta internación me provocó. Tanto que no quería ya ni ir a otro médico, los de mi obra social me trataban mal (claro les arruiné el negocio), y los particulares me salían caros y en definitiva pensaba para qué, si igual me voy a morir...

Recibí gracias a Dios la ayuda moral de muchos amigos, sus consejos y sus sugerencias en cuanto a qué debería hacer, sus palabras para que no me entregue y sobre todo la siempre presente y amada ayuda en todo sentido de mi hija querida que soportò esotoicamente tanto maltrato para evitar que yo me agravara. Es así que un día de enero de este año, decidí averiguar por internet cómo acceder a la Fundación Favaloro, leí su página, ya me entusiasmó la primera donde dice que en ella se llevan a cabo las enseñanzas del Dr. Favaloro, la más importante, el paciente es un ser humano, no sólo un cuerpo enfermo, tiene alma y como tal debe ser tratado. Ya esa frase me convenció, me habían tratado tan mal... ni siquiera como a un animal (pobrecitos ellos que también merecen ser tratados con sentimiento), en el Sanatorio Güemes me sentí tratada como un producto, eso es, un producto que podía dar beneficios lucrativos. Bueno dejo ya ese lugar y vuelvo al paraíso, la Fundación Favaloro. Debí pagar porque mi Obra Social se encuentra suspendida por falta de pago, los señores lucraban con el Güemes pero no pagaban lo bueno, la Fundación. Pero a pesar de que mi Obra Social no cumple con su obligación de pago a la Fundación, ésta igual nos tiene en cuenta y no nos cobra como particulares absolutos, sino con un coseguro, en definitiva pagué el 50 % de lo que paga un particular. Consulté un médico, me hice un estudio (ecodopler), luego consulté a un especialista en valvulopatías y ayer este médico me informa que mi lesión no es severa, que sólo es moderada y que por lo tanto no amerita cirugía de cambio de válvula. Que puedo hacer mi vida normal, con ciertos cuidados por supuesto y con mi tratamiento de medicamentos pero que ... no me voy a morir en cuatro años!!

Es como haber nacido de nuevo, como tener otra oportunidad en la vida, pero en el fondo digo, no, no debo pensar así, porque sino es darle crédito a aquellos delincuentes que mintieron, que con falacias y mentiras atrapan a sus presas por el miedo a la muerte y hacen su negocio! por supuesto estos negocios no pueden hacerse de una sola parte, SE NECESITAN DOS, y la otra en este caso, fue mi Obra Social.

Amigos míos, gracias al cielo tenemos lugares como la Fundación Favaloro, donde además de ejercer allí su medicina los mejores profesionales de la salud cardíaca de América Latina, tenemos allí la impronta y la enseñanza que dejó el Dr. Favaloro, no sólo se confirma con diagnósticos como éste, tan en las antípodas de aquel nefasto y mentiroso, sino en el trato de todo su personal, desde quien nos orienta al llegar, pasando por las jóvenes recpcionistas, cajeras, enfermeras, y bueno ni que hablar de los médicos. Uno se siente allí un ser humano al que se trata de ayudar, mejorar su estado no sólo físico sino también anímico y por supuesto...curar...que es en definitiva el juramento hipocrático de los médicos no? El Dr. Favaloro fue una oveja negra en medio de tanta corrupción, quizás por eso su desaparición tan terrible y repentina, pero debemos agradecer haber dejado su experiencia, sus conocimientos, sus valores y sobre todo su ética en lo que hoy es la Fundación Favaloro, a quien nunca dejaré de agradecer este sentimiento nuevo de hoy, esta renovación de la esperanza en la vida. Volveré en julio y todas las veces que sea necesario, porque allí me siento ser humano.

Este relato de mi vida ocurrido entre el mes de abril del año pasado y el día de ayer, es al solo efecto que observen bien dónde van a concurrir cuando tengan un problema de salud, si a quienes lucran con ella o a quienes luchan contra su enfermedad. Nada más.
La imagen por supuesto, es del querido, recordado y admirado Dr. Renée Favaloro.


Melan.

2 comentarios:

  1. BUENO AMIGA ACABO DE LEER TU EXPERIENCIA , TODA UNA ODISEA, ES INCREIBLE PERO PASA; QUE BUENO QUE LO HAS ESCRITO AQUI , DEBERIAS EDITAR Y HACERLO PUBLICO EN ALGUN PERIODICO DE ARGENTINA ES MUY INTERESANTE.
    A MI ME HABIA TOCADO SABER DE ALGO MUY MALO DE EL SERVICIO MEDICO DE ARGENTINA, TENGO UNA AMIGA ACA EN CANADA , QUE SU MAMA TUVO PROBLEMAS CON UNA PIERNA EN ARGENTINA , Y TERMINO MURIENDO EN MENOS DE CUATRO MESES, POR QUE NINGUN HOSPITAL QUIZO TOMAR EL CASO.
    NO ME IMAGINO COMO SE PUEDE VIVIR ASI. PERO QUE BUENO QUE POR LO MENOS ENCONTRASTE UN LUGAR DE TU COMPLETA CONFIANZA. TESORITO

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  2. despues de reputear a los médicos mientras leia [y menos mal que segui leyendo] ¡qué buena noticias!
    que las personas recuerden que del otro lado hay un igual a ellos, no un cliente, no un usuario, no un consumidor, no un número o un simple nombre en una lista. Asi, el mundo seria un lugar mejor para vivir.
    saludos M!

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